13 de febrero de 2007


I Escuela Sindical del Movimiento de Trabajadores por la Base

Durante el mes de Enero iniciamos la primera etapa de nuestra primera Escuela Sindical, oportunidad en la que con el ánimo de educarnos e informarnos sobre temas contigentes de nuestra realidad laboral y sindical, aspiramos a generar el debate necesario para comenzar a crear y re-crear las herramientas que requerimos para rearticular nuestro atomizado y alienado tejido social. Dicha instancia será retomada en Marzo, para lo cual desde ya te hacemos extensiva la invitación.

¿Qué es un sindicato?

Los sindicatos son organizaciones libremente constituidas por trabajadores del sector privado y/o de las empresas del Estado.

¿En qué consiste la Subcontratación?

Relaciones Laborales- Relación Tradicional de Trabajo.
Descentralización Productiva
(Tercerización de la Producción– Externalización de Actividades Laborales).

En torno al Sindicalismo en Chile del siglo XX.
Reseñas para un resumen de historia sindical
(con intercalados apuntes para su comprensión)


Por Vicente Painel S.

Pequeña introducción


En general la historia de izquierda, acostumbra a llenar de epopeya y heroísmo sus relatos históricos, la historiografía del sindicalismo no deja de tener ese cierto sabor a romanticismo. Sin embargo, ya sea por falta de crudeza o por falta de rigurosidad no se logra explicar, cómo, si el sindicalismo está lleno de gestas inmensas, hoy se encuentra en un estado tan precario y poco incidente en la realidad nacional. Este empeño busca dar respuestas desde el pasado, a las dudas del presente. Es decir: ¿Qué pasó, para que haya tan bajo nivel cuantitativo y cualitativo de sindicalización en Chile hoy en día?

I.-Contexto histórico de fines del siglo XIX.

Desde mediados del sigo XIX se desarrolla la denominada revolución industrial, su epicentro será Inglaterra, serán sus intereses los que incidirán en los principales acontecimientos económicos y políticos de Sud América. Chile adquirirá sentido socioeconómico en la medida que se hace parte del intercambio internacional de mercancías, la explotación del salitre es la parte que del régimen internacional le corresponde al país “...la separación entre propietarios privados de los medios de producción, por un lado y, por otro, la oferta libre de la fuerza de trabajo, caracterizaba ya la existencia de un modo de producción típicamente capitalista que tiene su origen en los inicios de la segunda mitad del siglo XIX...¿Que factores han impulsado la formación de las relaciones de producción capitalista y del mercado interno en estos países?. La respuesta última a esta cuestión ha de buscarse en las transformaciones que tienen lugar en el procesos productivo de los centros más desarrollados del sistema capitalista mundial –particularmente en Inglaterra- a partir de la segunda mitad del siglo XIX.”[1]”. Será en torno a esa explotación que se desarrollará la industria minera y manufacturera sentando las bases para el desarrollo de un mercado interno y el despliegue cuantitativo de la clase obrera en el país. Esto no quiere decir que en Chile no existiese capitalismo antes, el solo hecho de la presencia de puertos es vivo testigo de la operación del régimen capitalista internacional, sino que nos referimos a que es a partir de este periodo, en que la clase obrera gana un numero tal, que la comienzan y se comienza a distinguir como actor político en el acontecer nacional.

Nacimiento del sindicalismo: Síntesis del mutualismo pacifico (conciliación) y la Acción directa espontánea (rebelión)

a). El mutualismo: es una corriente que se define por la asociatividad para el apoyo mutuo, son sociedades cuyo centro de acción es la colaboración entre los pobres y desprotegidos para sobrevivir cada vez en mejor manera las miserables condiciones de trabajo que consideró la revolución industrial, en tanto salto productivo, desprendido de la hegemonía del capital por sobre el trabajo (se puede verificar en las mutuales una influencia relativa de las tesis de Proudhon[2]).

b). La acción directa espontánea[3] de masas: son situaciones aparentemente espontáneas en que obreros se lanzan (a veces inclusive sin petitorio acabado) a reclamar por sus pésimas condiciones laborales; estas acciones directas de masas pueden ser consideradas como explosiones sociales o rebeliones a favor de la dignidad del trabajo frente a la explotación de los capitalistas. (Ciclo de huelgas desde comienzos desde 1891-1907 en Chile, por ejemplo).

c). Sindicalismo temprano como síntesis: Lo nuclear de la formación sindical del siglo XX en general, se comprende como síntesis de las dos mencionadas anteriores corrientes. Esto es, debido a que las debilidades de ambas corrientes chocaron con la realidad no pudiendo resolverla a favor de sus promotores. Por un lado, la simple asociatividad para el apoyo muto, lejos de resolver las condiciones que causan la pobreza de los obreros, tendía a aliviarlos en algo sin eliminar ni superar su raíz, volviéndose de cierta manera un elemento reproductor de la miseria al mejor repartirla sin enfrentarse con el sistema causal de la misma. A su vez, la acción directa de masas al no estar organizada, ni formar parte de un movimiento conciente con estrategia, táctica y programa , culminaba en grandes masacres y además no pocas veces dejaba en peores condiciones a los obreros de cuando antes estaban. En conclusión, las dos corrientes por si solas eran como la teoría impotente y la acción ciega, sin embargo, al sintetizarse por la “inteligencia práctica del movimiento histórico organizacional del proletariado”, se parió el sindicalismo, el cuál abrió la posibilidad de abrir una nueva era de redención y felicidad social a quienes constituyeron el planeta sin haber gozado antes de sus frutos, los trabajadores del mundo que ahora se proponían unirse, desde la conciencia que sólo deben tener fe los trabajadores, en los trabajadores mismos.
Comentarios complementarios. Interpretaciones de la derrota de la comuna de París y la matanza de Santa María de Iquique.
El movimiento proletario sacó su teoría y leyes primordialmente desde acontecimientos históricos. Es por esto, que hemos ubicado dos hechos centrales en este sentido. El primero por su relevancia universal, el segundo porque quedó tatuado en la piel del proletariado en Chile.

La Comuna

La Comuna de Paris representaría la toma del cielo por asalto. En 1871, los trabajadores armados se habían tomado su ciudad y la habían organizado judicial, parlamentaria y ejecutivamente como un solo puño, un solo poder democratizado en todas y todos: el poder de los trabajadores. Redujeron los salarios de las autoridades quienes no podrían ganar más que un obrero, las autoridades consecuentemente fueron también obreros y obreras. Los burgueses, y los militares se fueron a otra ciudad : Versalles. En Paris, los militares también eran obreros. Finalmente, la sociedad se sinceraba, estaba divida en dos clases: la burguesía y el proletariado que ocupan respectivamente dos ciudades, la burguesía entendió más rápido que en esa condición, preferible era juntarse con la burguesía alemana por muy adversaria que antaño hubiese sido, los trabajadores fueron vistos como el descarado vulgo que amenazaba romper el cascarón y nacer a la vida. La ciudad se tiñó de sangre proletaria, pero los obreros-intelectuales sacaron conclusiones de la derrota. La democracia directa debía reproducirse a todo nivel, decían los que posteriormente serían conocidos como anarquistas, falto un partido que garantizara llevar las decisiones últimas de los obreros a su concreción absoluta, concluyeron los que posteriormente serían conocidos como marxistas. Finalmente, se concluyó históricamente que los obreros no ganarían todo el poder sin concertar una alianza con los campesinos. Estas ideas, separadas polémica e inclusive virulentamente en ocasiones en los centros y círculos europeos, en Chile no alcanzaron esa claridad y sectarismo (al menos no, en los inicios del siglo XX), sino que se dieron, confundidas, definiciones mezcladas y revueltas, es así como al “principio” muchas veces los sindicatos se asemejaron a partidos, los marxistas parecían anarquistas y viceversa.

Toma y matanza en Iquique

El joven sindicalismo chileno tendrá hace 100 años (1907) una dura derrota, movilizó a cientos de obreros mineros a la ciudad Iquique, con un petitorio básico, administró durante días variados aspectos de la vida cotidiana de los trabajadores, se sumaron a ellos una diversidad de gremios (se estima que los huelguistas de 10.000 a 14.000 personas). Una de las principales ciudades de la época, debido a la exportación del salitre (Iquique), con su correspondiente impacto en la escena nacional, estaba prácticamente tomada. Sin embargo, el movimiento fue impotente para defenderse de las balas que ordenara disparar el Gral. Silva Renard, quien ejecutó la orden de desalojo, siguiendo las instrucciones del Ministro del Interior Rafael Sotomayor Baeza (“héroe de la Guerra del Pacifico”). De las víctimas fatales, se estima que cerca del 60 % eran peruanos y bolivianos. Con respecto al número de muertos, las estimaciones van desde 300 a 3600 obreros asesinados. La edad de la inocencia de los obreros chilenos había terminado, a la “burguesía-latinfundista” y al imperialismo “no le tiembla la mano”. Es necesaria, una organización proletaria de unidad todopoderosa.

II. La influencia en Chile del sindicalismo nacido de las metrópolis industriales Europeas.

Consideraciones de un país dependiente

Al ser Chile un país dependiente en lo económico, también fue dependiente en lo político, cultural e ideológico, este fenómeno inclusive tuvo su impronta en los trabajadores. Dos corrientes europeas tienen influencia determinante en las reflexiones de los dirigentes obreros en Chile, ambas tenían vocación universalista, nos referimos a la vieja iglesia católica y a al nuevo internacionalismo proletario.


La Iglesia Católica y la Cuestión Social

La iglesia como institución que promueve la caridad no fue ajena a la cuestión social. Por distintas motivaciones sus miembros se inmiscuyeron en los cités, los conventillos, la callejuelas de noche. Aquella penetración orgánica, conciente, inteligente y de autoridad sería germen del posterior masivo sindicalismo católico a mediados del silgo XX; uno de sus protagonistas será el hoy declarado santo por el vaticano Alberto Hurtado, “En 1948, convencido de que “la caridad comienza donde termina la justicia” y de que los mismos trabajadores tienen que luchar por su dignidad, funda la ASICH (Acción Sindical Chilena). Su meta es lograr un orden social cristiano. Estimula a los trabajadores, especialmente a los cristianos, a prepararse en la doctrina social de la Iglesia, a incorporarse a los sindicatos, a capacitarse en talleres. Tampoco descuida la formación de las mujeres, a las que organiza en pequeños círculos de acción, transmitiéndoles su propia espiritualidad. Fueron numerosas las señoras que lo seguían de cerca y lo ayudaron en sus obras, que ellas continuaron después de la muerte de su fundador.[4]” ; “El 18 de Octubre fue recibido por el Santo Padre Pío XII en el Vaticano, informándole sobre la realidad social en Chile. En uno de sus párrafos le escribe: “el pueblo, en general, está en condición de un subploretariado… en el campo el régimen es casi feudal… la preparación intelectual y profesional del pueblo deja mucho que desear… los obreros son fuertemente solicitados por los marxistas… no existe ni una sola organización obrera importante de inspiración católica…”, “Despertar en los obreros cristianos la conciencia de sindicarse y agruparse. Incluso a los cristianos la conciencia de sindicados, para que, con plena formación, luchen en el interior de los sindicatos por la implantación del orden social cristiano. Por tanto, no sindicatos aparte, sino acción en el seno de los sindicatos organizados para influir al máximo en ellos por la presencia en su seno de hombres que levanten la masa como la levadura. La acción de la ASICH es totalmente ajena a toda política, y combate toda acción política en el seno que los desvirtúe toda de su carácter estrictamente gremial. Estos no deben ser políticos ni personalistas, sino para la defensa de sus intereses de gremio”[5]… Como se puede observar (exclusivamente en términos esquemáticos y generales) [6], este sindicalismo católico apolítico coincide plenamente con las premisas del llamado sindicalismo libre, impulsado por el Estado Norteamericano, que en su correlato Inter.-gubernamental adquirirá concreción en la llamada “Alianza por el Progreso” en la década del 60. En todas las esferas de este fenómeno reformista geopolíticamente adherente al polo norteamericano, opera la hipótesis de que: “más vale organizar a clase obrera y entregar beneficios a las capas populares pues si no ganaran en estas fuerzas las ideas revolucionarias antagónicas de Norteamérica”, ideas revolucionarias que cobraran expresión de poder en Cuba para 1959.
Si bien, tradicionalmente no se destaca el papel del llamado social cristianismo en la historia del movimiento sindical chileno, esto consiste en un grave error, pues impide considerar la inmensa relevancia de la iglesia como institución de masas en la clase obrera chilena, y por lo mismo se le comprende en parcialidad, no pudiendo extraer enseñazas más integrales de lo que han sido las victorias y derrotas de los trabajadores chilenos.

Sindicalismo revolucionario y Mancomunales

Expresiones de rebeldía rural como el llamado tradicionalmente “bandolerismo y bandidaje” (que “parieron” una de las primeras revoluciones sociales de la historia: la revolución mexicana) más la permanencia de asociatividades ancestrales como las comunidades agrarias originarias entiéndase el Ayllu Andino, o el Lof mapuche, además de inmigración de obreros europeos, fueron un mestizaje que constituyó una base para el sindicalismo revolucionario “a la latinoamericana” (como se puede corroborar en las payas anarquistas argentinas, o en la literatura de Manuel Rojas). El desarrollo de José Carlos Mariategui acerca del sindicalismo revolucionario, es expuesto de manera resumida planteando que el sindicato debe organizar la lucha reivindicativa desde un contenido anticapitalista en una forma acumulativa de fuerza contra hegemónica, y al mismo tiempo debía generar las condiciones de la nueva vida social como bibliotecas y cooperativas mostrando en el presente como sería la sociedad del porvenir administrada por la clase obrera. Esta praxis comunitaria tendría a su vez base concreta en las comunidades resistentes andinas: Los Ayllu. Por otro lado, Luís Emilio Recabarren también destaca que el sindicato debe luchar por las reivindicaciones de los trabajadores y al mismo tiempo ser capaz de gestionar una cotidianidad radicalmente distinta a la capitalista, dicho de alguna manera demostrar capacidad estatal, develar que los sindicatos podían hacer buen gobierno de la sociedad. A su vez, este sindicalismo de acción directa (en su concepto integral) procreará formaciones que administrarán importantes esferas de la vida obrera, estas serán las Mancomunales que según el historiador Luis Vitale, “se gestaron en una etapa de ascenso del movimiento obrero, estructurándose por gremio, por provincia y, finalmente, a nivel nacional; es decir, era una organización de trabajadores de carácter territorial”. Las mancomúnales portaban una vocación de poder distinto al imperante, un nuevo poder dada su capacidad de gestión social. Luego del suicidio de Luis Emilio Recabarren el sindicalismo revolucionario entrará poco a poco en decadencia hasta re-convertirse en un sindicalismo que pregonó principios clasistas, pero sirvió de correa de transmisión de los partido comunista y socialista, con esto se tuvo incidencia en gobiernos, participando inclusive de algunos de ellos, e identificándose con proyectos político electorales como el Frente Popular correspondiente con lineamientos elaborados en Europa como el Keynesianismo (aumento de salarios a los obreros para aumentar el poder de consumo de los mismos y en consecuencia la plusvalía de los capitalistas) y la política de frentes populares impulsada por Stalin (alianza del proletariado con una hipotética burguesía nacional progresista).


El sindicalismo popular y el sindicalismo clasista en el siglo XX

El sindicalismo del siglo XX sería disputado por la iglesia y los partidos políticos obreros. Doctrinariamente hablando, mientras la primera buscaba conciliar y suspender la lucha de clases, los segundos buscaban resolver la misma a favor del proletariado. De esta manera, mientras los primeros con tal de desplazar a los segundos, estaban dispuestos incluso a enfrentarse a la patronal para ganar cantidad a los contendores “ateos”, los segundos con tal de vencer la penetración de la institución generadora del opio del pueblo, fueron capaces de llegar a acuerdo con la patronal, inclusive renunciando a puntos programáticos en función de que el hipotético progresismo de los otros (los burgueses buenos) fueran expresión gubernamental (Frentes Populares). Es de señalar, que si bien el sindicalismo de izquierda en Chile tiene como eje fundante los principios vitalistas del sindicalismo revolucionario, ya para mediados del siglo XX el sindicalismo de izquierda se ve poseído por la impronta de la Tercera Internacional, terminando por orbitar ideológicamente en torno a las orientaciones del buró ruso, lo que se manifestaba en la concepción del sindicato como correa de transmisión del partido autodenominado representante de la clase obrera. En conclusión, el sindicalismo popular (adhesión de los pobres) no necesariamente fue un sindicalismo clasista (los trabajadores sólo deben tener fe en los trabajadores mismos pues sólo los trabajadores salvan a los trabajadores), así como el sindicalismo clasista no necesariamente fue un sindicalismo popular (como se demuestra en la gran adhesión de las masas campesinas a la formación socialcristiana e inclusive a la DC cuando la reforma agraria del gobierno de Frei Montalva.). Esta “polémica” se presenta en diversas manifestaciones que la encubren, como la diferencia entre las organizaciones libres y los sindicatos legales en la primera mitad del siglo y posteriormente entre la sindicalización campesina y los tradicionales sindicatos urbanos en la segunda.


III.-La CUT (Central Única de Trabajadores)
Antecedentes

Dos centrales unitarias tendrían vida previamente, la primera en 1909, la Federación Obrera de Chile (FOCH) fue fundada en el espíritu del mutualismo, bendecida por la iglesia católica y apoyada por católicos conservadores, la tendencia revolucionaria de Luis Emilio Recabarren ganó hegemonía y la reconvirtió en una central de lucha para 1919, finalmente la FOCH culminó siendo la expresión sindical del PC; para 1936 está se incorporaría a un proceso mayor de unidad sindical al fundar la CTCH Confederación de trabajadores de Chile que luego se vio quebrada para 1936 con la crisis del Frente Popular y las diferencias entre socialistas y comunistas (lo cual devela entre otras cosas, la condición del sindicato como correa de transmisión del partido).

La CUT surge en 1953 desde la Comisión Nacional de Unidad Sindical CNUS. Destaca las explicitas connotaciones anticapitalistas reflejada por los principios estatutarios de la central. La CUT dirigió importantes huelgas contra Ibáñez (1956) y Jorge Alessandri. Su primer presidente fue Clotario Blest quien duró en el cargo ocho años, hasta 1961 en que renuncia (esto es, debido a la intromisión de los partidos en las decisiones de la CUT).

CUT-UP

La CUT se identificó plenamente con el gobierno de la Unidad Popular UP, sin embargo, es de destacar que la Democracia Cristiana previamente había impulsado centrales alternativas como el Comando Nacional de Trabajadores, el Movimiento de trabajadores de Chile y la Unión de trabajadores de Chile, además de mantenerse dentro de la CUT. Esta táctica del “socialcristianismo” merece atención pues disputa a la CUT por dentro y la limita sindicalmente desde afuera. La CUT se identificó con el gobierno UP y puso el acento en la participación de los trabajadores en las empresas. En su punto más alto, la sindicalización agrupó al 30 por ciento del total de trabajadores.


Cordones Industriales y comandos comunales

Los cordones industriales fueron formaciones espontáneas, nacen como respuesta al desabastecimiento y el sabotaje reaccionario, son obra del desarrollo de la conciencia de clase, su expresión era territorial y su vocación de gestión social rememora a las mancomúnales de principios del siglo XX, aunque al nivel de los cordones se comenzó a hablar de poder dual. Los cordones industriales a su vez dieron pie a los Comandos Comunales que vinculaban a la clase obrera abocada a la acción directa como modo de gestión social, con sectores populares y estudiantiles radicalizados, de manera Comunal. Esta manifestación no logra coincidir con la CUT (que está organizada por ramas productivas) aunque no necesariamente eran formaciones antagónicas.

El golpe de estado de 1973…detención y desaparición del sindicalismo chileno del siglo XX

Si bien los partidos políticos fueron ilegalizados, las formaciones sindicales en la formalidad no. Regía la doctrina de seguridad nacional y esta considera en parte, a las organizaciones sociales como los sindicatos, que dentro de ciertos marcos y bajo cierta orientación, pueden ser importantes dispositivos de control y atomización del descontento de la población, consideración que en general se perpetúa en la esfera de los estrategas del estado chileno por cierto. Se prohibió si, la centralización sindical y se hizo desaparecer a numerosos dirigentes sindicales de izquierda y posteriormente a mediados de la dictadura “las bayonetas” alcanzaron a notables dirigentes sindicales que sin ser de izquierda representaban adversidad para la dictadura.


IV.-Conclusiones

Una de las razones del por qué una salida pactada a la dictadura a espalda de los intereses del proletariado, no obstante el enorme “derroche” de energía gastados por los mismos en la jornadas de protestas nacionales en dictadura, es por el menosprecio que la izquierda tradicional ha tenido de la Iglesia en tanto institución de masas, y su correspondiente incidencia en la clase obrera chilena. Si no se toma a consideración esta cuestión básica, no se alcanza a entender las protestas obreras como la de la mina “El Teniente” en contra el gobierno de Salvador Allende, ni tampoco se logra entender cómo son dirigentes sindicales de la DC quienes convocan o al menos capitalizan las convocatorias a las jornadas de protesta nacional contra la dictadura, para luego pasarles el poder de convocatoria (en tanto poder negociador), a la llamada Alianza Democrática (DC + partidos). De ahí, entre otras cosas, que la izquierda recae en revindicar en su memoria sólo las barricadas de las poblaciones y las luchas estudiantiles (importantes por cierto), porque en el aspecto sindical se estuvo subordinado a los democristianos.
La dictadura detuvo e hizo desaparecer al sindicalismo del siglo XX, entre otras variables porque la dictadura se ha extendido en esta situación conocida como transición. Ha logrado permanecer esa imposición en el mundo laboral a tal punto que desde un aspecto cuantitavo el porcentaje de sindicalización actualmente alcanza apenas a un 8 por ciento aprox. y desde el punto cualitativo los actuales dirigentes sindicales en general están por debajo inclusive de la capacidades de las antiguas mutuales (basta revisar la actitud de la Central unitaria de trabajadores CUT cuando en la ampliamente legitimada movilización de los “pingüinos” (estudiantes secundarios) el año 2006: brilló por su ausencia.)
He aquí entonces un gran problema no considerado en los recuentos históricos: Primero, no todo el sindicalismo era de izquierda, por cierto, había un gran porcentaje de sindicalismo católico gremialista. Segundo, no todo el sindicalismo de izquierda era revolucionario, por cierto, parte importante era abiertamente reformista (gradualista y negociador). Queda pendiente abordar el problema de la burocracia obrera, que en una sencilla revisión histórica de la problemática, sin duda jugó un rol relevante en las frustraciones y conformaciones del sindicalismo en el Chile del siglo XX.

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[1]Bambirra Vania, El Capitalismo Dependiente Latinoamericano, Siglo veintiuno editores, México 1980, Pág. 33
[2] Proudhon es un teórico francés que plantea la existencia de la lucha de clases debido a la propiedad privada, y cuya raíz del conflicto es la economía , a juicio de Proudhon esta se resolverá (la lucha de clases) por la socialización de los medios de producción lo cual se logrará pacíficamente a través de las cooperativas, las mutuales y sociedades colectivas de inversión.
[3] La espontaneidad según Rosa Luxemburgo es la conciencia proletaria. Hoy las ciencias sociales identifican el inconsciente colectivo y la mentalidad de época, estas categorías deben ser consideradas cuando planteamos espontáneo.
[4] http://www.padrealbertohurtado.cl/index.php?pp=san_alberto
[5] http://www.iglesia.cl/vicariatrabajadores/art_phurtado/20050819_ph_asich.html
[6] Con esto nos referimos a que obviamente, como verifica la historia, existen sacerdotes de izquierda y revolucionarios, que incluso combatieron las posiciones antimarxistas de la iglesia y reconocieron la lucha de clases tomando su opción en ella por la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad, ejemplo de ello fueron los “cristianos por el socialismo” y el líder sindical Clotario Blest.
Crónica... de una Muerte Anunciada

Por Oscar Méndez B. Valparaíso.

En toda la costa chilena se siente un malestar, el cual, sin embargo, hasta ahora solamente se ha manifestado en algunas partes del país. Este malestar se relaciona con la insistente política privatizadora que el gobierno aplica en el sector de la pesca. Pues al promulgar la Ley de Pesca ha condenado a muerte al rubro del que parte importantísima de la población chilena depende directa o indirectamente. Tales son lo efectos de esta ley, que en la región de Valparaíso ha habido una sostenida baja de la extracción de merluza común, a modo de ejemplo: al mes de junio del año 2005 se han desembarcado 476,9 toneladas de merluza común, es decir un 14,2 % de la cuota extractiva definida por SERNAPESCA para los meses de enero a junio. Paralelamente ha aumentado la extracción de jibia a 472 toneladas, igual a un 73 % de lo extraído a la misma fecha, existiendo una relación evidente entre la pesca industrial en el sector, el descenso de la merluza y el aumento de la jibia, formula que ha perjudicado peligrosamente a los pescadores artesanales y sus familias.

Ciertamente no existe relación alguna entre dicha realidad y la Ley de Pesca vigente iniciada por el gobierno dictatorial y profundizada por los gobiernos de la Concertación. Sin embargo, para desengañarse, la propia realidad da muestra de que lo sucedido en Valparaíso es realidad a nivel nacional, y que la Ley de Pesca no es otra cosa que la legalización de una competencia desigual entre pescadores artesanales e industriales. Propuesta por la comisión Intereses Marítimos, pesca y acuicultura del congreso compuesta, a mediados de la década el 90’, por los Senadores: Jorge Arancibia, Andrés Zaldivar, Nelson Ávila, entre otros quienes tenían y tienen intereses económicos en dicho sector (Industrial), tanto en acuicultura (criadero de Salmones) y como Zaldivar en pesca. La Ley deja al pescador artesanal desprotegido y además asegura cuotas de pesca exclusivas para los industriales rematando zonas de pesca a precios módicos para los industriales tanto nacionales como extranjeros, convirtiendo el territorio marítimo en verdaderas parcelas, y dando garantías de extracción al industrial por una cierta cantidad de tiempo (según la temporada de la especie, ejemplo en invierno, y no en otra estación, la albacora). De esta forma, el método extractivo de arrastre concretiza las expectativas del industrial e incluso las supera, lo que significa que no habrá que pescar para los artesanales, y que al no haber alimentos para los depredadores de la merluza como la jibia, ésta viajara a la costa, conocida actualmente como área de manejo (zona de pesca artesanal).

El futuro lamentablemente no es incierto, sino bastante claro para el pescador artesanal. En la comisión mencionada anteriormente están representadas todas las fuerzas políticas, las dos coaliciones (Alianza por Chile y Concertación), en donde las intenciones no han cambiado hasta el día de hoy, pues así como las encarnadoras dejaron de ejercer su rubro, porque ya no se podía pescar con espinel ni tampoco se les podía pagar el servicio, el pescador artesanal tiene en Valparaíso prohibido pescar merluza porque lo poco que queda lo extraen los industriales. La pesca extraída por el artesanal se ha efectuado clandestinamente durante, por lo menos, el mes de septiembre ya que se ha puesto la merluza en veda.

Nadie habla de la pesca ni del desarrollo y aporte socio-económico y alimenticio que tiene en la región y en el país, y menos de la cantidad de personas que quedarían sin trabajo si se extermina la pesca, lo único claro es que no hay voluntad de socializar el mar y sus recursos, lo único claro es que en un futuro no muy lejano el pescador artesanal dejará de existir, siempre que nadie se oponga.