26 de septiembre de 2007

Desde el gobernar es educar al educar es gobernar.
...apuntes para desmontar el autoritarismo inequitativo chileno.
Por Vicente Painel S.*
Siempre se habla de que la Educación es el motor de superación de las taras estructurales de nuestro país. Las llamadas Alianza por Chile y Concertación de hecho coinciden en aquello. La concepción de la educación, herencia del entusiasmo “mesocrático” de mediados del siglo XX, como la clave para sintetizar el compromiso y la movilidad social, hoy aparece como discurso por años repetido como código de publicidad electoral. Va apareciendo entonces la interrogante: ¿Por qué si la cobertura del sistema educativo chileno es casi completa o al menos muy superior al pasado, ha aumentado tanto la brecha entre ricos y pobres?. Se habla entonces de calidad, o sea la cobertura es casi completa pero la calidad es mala, quedando la responsabilidad en los profesores, esto es, el siguiente silogismo: La educación es mala porque los profesores son malos. Obviamente mediante esta afirmación se salvan las universidades que forman a los profesores, y el estado y la reforma educacional, depositándose la culpabilidad exclusivamente en los profesores, un agente de interpelación al alcance de apoderados descontentos. Así se atomiza el cuestionamiento social ante un sistema educacional que no cumple las expectativas.

Pero, ¿que es calidad de educación?. Dado vuelta el problema se puede ver quizás mejor lo nuclear de la cuestión. Si los colegios técnicos tienen como misión preparar mano de obra calificada barata y no sujetos para la universidad, me parece que lo están haciendo muy bien; y precisamente a eso va apuntando el proceso de reconvertabilidad de colegios científico-humanistas en colegios técnicos-profesionales impulsado desde el ex presidente Lagos. Hoy por hoy cada vez son más los colegios Técnicos- profesionales que los Científico -humanistas, a lo que se agrega que los colegios municipalizados son cada vez menos frente a los colegios particulares subvencionados, lo que devela que la municipalización ha sido realmente un dispositivo de transición a la privatización absoluta del sistema educacional chileno. En consecuencia, la lógica del sistema se aplica limpiamente: los pobres necesitan trabajar y depende de su capacitación encontrar buenas condiciones de empleabilidad, así es que dejemos los técnicos profesionales para los pobres y los científico humanistas para los ricos y listo, reza más o menos lo medular de la lógica en cuestión. Ahora bien, ¿cual es el atado?, ¿por qué tanto pingüino enojado? ¿Por qué no entienden que esto es lo mejor, lo más realista?. Porque esta mágica solución, si bien asegura jugosas ganancias para las transnacionales (que es en lo que en realidad registran las cada vez menos estables cifras macroeconómicas), no causa la movilidad social que es la noción instalada de utilidad de la educación en la sociedad chilena desde Pedro Aguirre Cerda con su "gobernar es educar". En efecto, la educación chilena reproduce la desigualdad social como lo demuestra el SIMCE y la PSU, y esto seguirá pasando porque las capacitaciones que entregan los técnico-profesionales se condicen absolutamente con las necesidades de empleabilidad precaria e inestable que requiere una economía abierta frente al primer mundo plagado de proteccionismos. Mantener el sistema laboral chileno como está y más aún, precarizarlo y flexibilizarlo aun más como por ejemplo se puede hacer eliminando el sueldo mínimo o aplicando la ley de subcontratación definitivamente como un nuevo código del trabajo, es lo que se requiere para mantener las tasas de ganancias de las trasnacionales y de paso eliminar la cesantía, pues tengamos por seguro de que si se elimina el sueldo mínimo y se consolida la flexibilización del sistema laboral a unas tres horas diarias , todos en Chile vamos a tener trabajo, si es que a eso se le puede llamar trabajo, claro está. ¿Puede estar de acuerdo con este futuro un libre pensador, un demócrata? Creo que no, que debiésemos empaparnos un poco más en el espíritu lautarino de los libertadores y lanzarnos a construir una vida digna para todos.
Quizás la solución puede ser sencilla y al alcance de la mano: La realidad es dialéctica, contradictoria, toda cuestión tiene otra cara, es decir: ¿Qué pasaría en Chile si convirtiéramos los colegios técnico profesionales en politécnicos "integrales", y a su vez a los científico humanistas en politécnicos "integrales" también? El impacto cognitivo en los jóvenes que significaría llevar las ciencias empíricas y sociales, el arte a los colegios técnico profesionales y a su vez llevar el trabajo a los colegios científicos humanistas sería radical, es decir sería ir a la raíz del asunto. Creo que a eso debemos apuntar quienes persisten en el cauce de la mujer y el hombre nuevo, operar en los colegios técnicos profesionales, llevando arte y ciencia. Mientras más arte y ciencia seamos capaces de llevar a los colegios en que hoy día se educan los obreros del mañana, más probable es que el mañana sea de los obreros ilustrados, ilustración a los colegios técnicos y tendréis proletarios ilustrados. Y sólo un proletariado conciente de su poder podrá lograr que la sociedad obtenga y goce de la soberanía económica aún inexistente.

*Profesor de filosofía , candidato al comunal Santiago del colegio de profesores A.G, letra i por el movimiento de trabajadores por la base

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